Exorcismo maya en Palenque

O diablos, me cortaste de nuestras fotos.
Bueno, me quitaste de tus fotos, no se porque nunca pude sentirme completamente adentro de ellas, siempre sentí que estaba puesto a la fuerza, jalado solo por ser el indicado en turno, o porque era ya imposible hacerme a un lado.
Muy pocas veces llegue a sentir neto lo que estaba pasando, no de tu parte, ni de tus amigos, ni de la gente que nos rodeaba, creo que por eliminación la culpa es mía.
No se porque, si yo realmente lo intente, quería ser parte de eso, bueno aparte de mi negación natural a tocar siquiera las maracas, y juntarme con puro “virtuoso” (ja), no encontraba lo que buscaba.
Y todo por mi manía al son jarocho, al pulpo a la minatitlan, al mundo morado, todas esas frases dichas que cuando las decía se escuchaban huecas, monótonas, trilladas pero sobre todo repetidas.
Todo por seguir escuchando a los rebeldes del rock en mi cabeza, tocando todos sus nuevos éxitos grabados hace ya mas de 30 años, amanecer con los Beatles y una fiesta Terryble.
A veces al momento de salir en esas fotos, me sentía ajeno a todo eso, preguntándome por el doctor corazón y sus charlas del universo, la materia y las mujeres; extrañándolo tanto que esta da asco que alguien te extrañe de la forma en que yo lo extraño.
Creo que esa puede ser una de las causas de mi “graciosa huida”, la verdad es que me sentia ahogado en mis palabras, perdido en lo que hacia y extrañándola a ella.
Es mas ese día, yo ni quería salir.